Hace algunas semanas el suplemento cultural Confabulario de El Universal publicó un texto de Roberto Kolb titulado Silvestre Revueltas: ¿el estridentista póstumo? [1]https://confabulario.eluniversal.com.mx/silvestre-revueltas-el-estridentista-postumo/ Interpreté el enunciado como una forma de afirmar (sin afirmar) que Revueltas fue el último miembro de ese clan de escritores asombrosos y alborotadores comunistas y dadaístas con causa manifiesta. No es idea nueva, varios estudiosos han situado a Revueltas en el Café de nadie, espacio mítico de artistas fundamentales, pero un enfoque fresco podría conseguir un efecto de conmoción estridentosa. Es un tema aún no agotado.
En consecuencia, me apresuré a leer el texto. Kolb ha sido un estudioso de Revueltas por muchos años y pronto publicará un libro con la suma de sus indagaciones. Lo esperamos como una referencia indispensable.
Al transitar por el primer párrafo, sin embargo, diversas reflexiones me fueron refrenando, empujándome a emprender este ejercicio de diálogo crítico, amistoso y constructivo. Reproduzco integralmente el párrafo de referencia para que el lector conozca el punto de partida sin intermediaciones.
“Silvestre Revueltas (1899 – 1940) se asumió abiertamente como compositor apenas en 1930, a su regreso de una larga estancia de estudio y trabajo en los Estados Unidos. Llama la atención que, desde un inicio, su música, de naturaleza rebelde, se desliga no sólo de las tradiciones eurocéntricas que enfrenta entre sus colegas de generaciones previas, sino también de sus contemporáneos, entre ellos su entonces amigo y patrón Carlos Chávez.”
Revueltas regresó en realidad un poco antes para fundar con Chávez la Orquesta Sinfónica de México en 1928, algo que pueden comprobar innumerables documentos. Aceptó además la invitación del Conservatorio Nacional para incorporarse como maestro de violín. Se iniciaron prometedoras perspectivas. Había estado yendo y viniendo desde 1927, y en cada estancia se demoró un poco más. Lo precedía un aura de violinista de altos vuelos.
Anunció su retorno con un concierto en el Anfiteatro Bolívar. Al piano, Francisco Agea, su entrañable amigo. Tocaron Beethoven, Brahms y la Sonata para violín de Debussy (probablemente fue su estreno en México). Revueltas fue regresando en una especie de gradualidad in crescendo que llegó a su grado climático con el surgimiento de una novia: Ángela Acevedo. Se había al fin divorciado de Jules Klarecy, luego de varios años de separación, y perdió así el último nexo con los Estados Unidos.
Me desconcertó más, sin embargo, la afirmación de que Revueltas se asumió abiertamente como compositor apenas en 1930.
Ese ha sido uno de los tópicos de la historiografía revueltiana, acuñado tempranamente con tenaz persistencia. Representa la leyenda de la generación espontánea: Revueltas empezó a escribir de pronto, porque decidió hacerlo en un momento de inspiración frenética sin causa aparente. Lo más cuestionable de este tópico ha hecho ver a Revueltas como una especie de improvisado genial que concibió obras maestras a pesar de no saber. (Y sí sabía: al final, de un modo u otro, las obras maestras se hacen sabiendo.)
El examen atento del archivo más temprano de Revueltas podría conducirnos a establecer un nuevo punto de vista de manera definitiva. [2]He tenido acceso a él recientemente, por vez primera, gracias a la generosidad de la Dra. Eugenia Revueltas y al apoyo del Mtro. Víctor Barrera, Director del Cenidim, como parte de mis actuales investigaciones. Hasta hoy no ha sido estudiado, aunque varios investigadores lo han tenido en sus manos, incluso por años. Contiene historias fantásticas.
Empieza con un equívoco. Algunos catálogos de Revueltas registraron una obra con el nombre The Bear, y a todos pareció lógico un título en inglés tratándose de Revueltas. En esa fecha faltaban varios años para su primera estancia en los Estados Unidos.
Si nos acercamos a The Bear pasando por encima de los prejuicios nos llevaremos una sorpresa: no es una obra. ¡Es un cuaderno pautado! Un poco menor al tamaño carta. En la portada se ha estampado la primera firma de Silvestre Revueltas, y se han escrito cuidadosamente una fecha y un lugar: México, 19 de mayo de 1915.
Lo prodigioso del caso es que al abrirlo se desborda a borbotones la cornucopia juvenil de Silvestre. Nos saltan a los ojos los datos de su biografía intelectual temprana. No es un cuaderno: es un cofre de tesoros. A la sazón estudiaba con Rafael J. Tello en el Conservatorio Nacional (discípulo a su vez de Carlos J. Meneses y Julio Ituarte).
El cuaderno contiene, como puede descubrirse con rapidez, las obras de Revueltas escritas… ¡a los quince años! La juventud del autor debería ser un anzuelo infalible, pero en el caso mexicano ocurrió al revés: nadie ha tenido interés por el joven Revueltas. Las obras permanecen por tanto no sólo inéditas, sino sin estrenar.
Antes de asomarnos con lupa a las partituras, el asunto de bulto luce ya importante, pues es claro que a través de esos materiales podremos acercarnos al universo juvenil de Revueltas, con el propósito de trascender los anecdotarios simplificadores y apócrifos. Ni los más doctrinarios revueltistas pusieron atención a estas obras en todo un siglo.
¿Cuánto sabía realmente de música Silvestre Revueltas a los quince años? Gracias a ese cuaderno ya no caben especulaciones. Contiene un puñado de obras que acreditan con claridad los conocimientos profundos de Revueltas en todos los ámbitos musicales: armonía, contrapunto, formas musicales… Incluso, gracias a las instrumentaciones para violín y piano, puede observarse, en la escritura, su vasto dominio del violín. No tenemos una grabación del Revueltas violinista, pero estas obras nos cuentan la historia de su juventud estudiosa. Podemos observar, de la misma manera, en la escritura, que tocaba el piano con solvencia. Es una maravilla leer las partituras como si se trataran de un diario. Son una fuente de historias contándose entre líneas y notas.
Empezaba Silvestre a elucidar los rasgos de su caligrafía sonora.
El corpus de partituras es fascinante, copioso, revelador. No es este el espacio para desglosarlo en detalle, pero mostraré algunas pruebas a modo de indicio.
Bajo la guía de Tello (un compositor injustamente relegado) [3]Recomiendo escuchar su Sonata para violín y piano, en la grabación de Antonio Tornero y Luz María Puente. Es importante entender que Revueltas tenía un gran maestro, a los quince años, en … Leer más Revueltas escribió numerosas obras en los géneros de los maestros incuestionables: Castro, Villanueva, Campa (los dos primeros ya muertos en 1915, pero aún vivos en su influencia creativa). Por tanto encontramos mazurkas, valses, versiones de A la orilla de un palmar, de Cuiden su vida, y demás. Las analizaré en un texto específico. Pero también descubre Silvestre en ellos la veta más profunda del romanticismo mexicano, más allá de los lugares comunes donde solemos imaginarlo. Como prueba, la sonata de Tello antes referida. Podría manifestar para empezar que este cuaderno pautado es una especie de eslabón perdido entre la última generación porfiriana y la primera generación nacionalista. Hallamos una orquestación para violín y piano de una obra de Felipe Villanueva. Todo mundo querrá conocerla (y tocarla). Muy pronto estará disponible en las ediciones del Cenidim. [4]Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Música “Carlos Chávez”.
Con el propósito de establecer cuándo Revueltas se asumió abiertamente como compositor, diría que nuestro documento más antiguo, contenido en la libreta The Bear, es el Tercer Impromptu para piano (por tanto, hay al menos dos obras anteriores, quizás perdidas para siempre), en el cual Revueltas escribe: Op.2 No.1.
Está datado, como se muestra en la imagen siguiente, el 5 de agosto de 1915.
Es decir, para esa fecha, según la evidencia de las obras y de la propia escritura, ya se había asumido abiertamente como compositor. No lo escribió en una carta, pero hizo algo incluso mejor: unas obras de factura profesional y número de opus con las que nos dice sin controversia: soy compositor. ¿Qué fecha tendría el Op. 1 No.1? Probablemente el primer o segundo mes de 1915, medio año atrás del Op. 2 No. 1. Se puede deducir que el Op. 1 tenía dos obras, dos Impromtus. Pero la instrumentación de Villanueva, sin número de opus, tiene fecha de ¡1914!
Para los auditores de pruebas documentales podemos establecer sin embargo que Revueltas se asumió abiertamente como compositor en la fecha por él mismo asentada en el Op. 2. El gesto de anotar un número de opus resulta incontrovertible. Lo suyo es escribir música. Así discurre ya su vida hacia 1915.
La música de The Bear permanece inédita, lo cual no es extraño: Revueltas no vio impresa ninguna de sus obras. Y es claro su afecto por este cuaderno temprano: lo guardó él, que llegó a regalar los manuscritos de sus obras mayores.
México le debe aún la edición de sus obras, a 82 años de su muerte. Es casi surrealista. ¿Podríamos imaginar a Rulfo no publicado en México?
Conocer estas obras tempranas nos permite, además, entender de mejor manera el tránsito hacia el nacionalismo de la última generación porfirista. Los estudiosos nos han presentado las cosas como si se tratase de dos momentos aislados, sin conexión. Volveré en otro momento sobre ese menosprecio ideológico aún vigente en cierta medida.
Los nacionalistas abominaban de sus predecesores inmediatos, y los desconocían por completo. Es la tesis más o menos canónica. Las partituras de The Bear nos permitirán llenar ese vacío. El joven Revueltas escribió danzas de salón y mazurkas en el estilo de Castro y Villanueva, llenándolas de hallazgos personales, creando recursos hacia sus obras de madurez.
Entre la generación porfirista y la generación nacionalista, podemos decirlo ahora, no hay un salto: hay una transición. Las obras maestras de Revueltas fueron surgiendo por un proceso de gradual maduración, en un laboratorio de precisiones milimétricas.
Hay, ciertamente, distintos estadios de desarrollo en cada obra, y no es éste el momento para hacer una presentación in extenso, pero vale la pena mostrar al menos un ejemplo del enorme rigor del jovencísimo Revueltas. Viene bien al caso el Moderato Op. 4 (sic). Una delicia encontrar a un Revueltas anterior a Revueltas que se parece mucho a él. La caligrafía musical posee ya una energía capaz de convertir el ritmo en una fuerza gráfica.
Otro tópico de los estudios revueltianos aparece en el párrafo examinado, cuando Kolb dice:
“Llama la atención que, desde un inicio, su música, de naturaleza rebelde, se desliga no sólo de las tradiciones eurocéntricas que enfrenta entre sus colegas de generaciones previas, sino también de sus contemporáneos, entre ellos su entonces amigo y patrón Carlos Chávez.”
¿Cómo se desliga de las tradiciones eurocéntricas? ¿Stravinsky es eurocéntrico? Explicar cómo se desliga Revueltas de las tradiciones eurocéntricas sería algo interesantísimo, implicaría describir cuáles son esas tradiciones que ya no siguió Revueltas. Porque siendo lógicos, la orquesta misma es eurocéntrica, si a esas vamos. Pero dice más: Chávez, al que se enfrenta Revueltas, sí es eurocentrista, por eso se enfrenta con él. Es clarísimo: el autor de Tambuco y de la Sinfonía India y de la primera obra escrita integralmente con armónicos, es eurocentrista. [5]Tambuco es una de las primeras obras para ensamble de percusiones en el mundo. Es la avant-garde de la avant-garde. Y la percusión es por definición no europea, en muchos sentidos. La Sinfonía India es uno de los monumentos de nuestra gesta nacionalista (y utiliza … Leer más Tampoco se dan atisbos de por qué Chávez sí, y Revueltas no. En todo caso hay ahí una discusión interesante y prometedora, si logramos ir más allá de las generalidades conceptuales. Necesitamos un pincel o una espátula, no una brocha gorda.
Otra observación necesaria se refiere a su entonces amigo y patrón Carlos Chávez. ¿Patrón? Es otro tópico (¿ya van cinco?): salierizar a Chávez. Esto es injusto con Chávez, pero también con Revueltas, [6]Y de paso con Salieri, a quien la extraordinaria Cecilia Bartoli ha rescatado del infierno. porque no necesitamos hundir a Chávez para enaltecer a Revueltas. Revueltas no necesita el fracaso de Chávez. Ni Chávez el de Revueltas.
Más aún, en un momento crítico del diseño y gestión de las políticas públicas deberíamos reconocer y poner de relieve a nuestros grandes gestores culturales. Y Carlos Chávez, si ponderamos con una balanza los resultados, es al menos tan importante como Vasconcelos, y quizás de mayor influencia institucional benéfica a largo plazo. Sólo la pichicatería más innoble podría quitar méritos a eso. Chávez es uno de los grandes gestores culturales de todos los tiempos, y además, claro, es autor de varias de las obras maestras de nuestra música (dos de mis favoritas son sus obras para percusiones, entre muchas otras).
Roberto Kolb desempeñó funciones como director del doctorado en música de la UNAM. ¿Podríamos declarar que fue patrón de Julio Estrada? [7]Distinguidísimo maestro de ese doctorado. Expresarlo de esa forma llevaría a equívocos evidentes de jiribilla maliciosa. De eso hablamos, precisamente.
Porque además, en efecto, fueron amigos, amigos entrañables, Chávez y Revueltas. En los años veinte ingresaron a la Pan-American Association of Composers ¡con Edgar Varése y Henry Cowell! Otra evidencia de Revueltas asumiéndose abiertamente como compositor antes de 1930, pues cuál sería la razón de ingresar a una sociedad de compositores si todavía no se asumía abiertamente como tal.
Se ha gastado mucha tinta al relatar, generalmente sin evidencias elementales, la enemistad entre ellos, gestada sólo en los últimos años, a partir de la película Redes, manzana de la discordia. Ya sería oportuno hablar con el mismo entusiasmo de los años de amistad: fueron muchos y llevaron a México a ser contemporáneo de la música por al menos una década.
Si queremos avanzar en el conocimiento de Revueltas, necesitamos aportar exactitud.
Cómo citar este artículo
Chicago:
Cortez, Luis Jaime. 2022. «El joven Revueltas». Sonus Litterarum. 4 de mayo de 2022. https://sonuslitterarum.mx/el-joven-revueltas/
APA:
Cortez, L.J. (2022, mayo 4). El joven Revueltas. Sonus Litterarum. https://sonuslitterarum.mx/el-joven-revueltas/
Referencias
↑1 | https://confabulario.eluniversal.com.mx/silvestre-revueltas-el-estridentista-postumo/ |
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↑2 | He tenido acceso a él recientemente, por vez primera, gracias a la generosidad de la Dra. Eugenia Revueltas y al apoyo del Mtro. Víctor Barrera, Director del Cenidim, como parte de mis actuales investigaciones. |
↑3 | Recomiendo escuchar su Sonata para violín y piano, en la grabación de Antonio Tornero y Luz María Puente. Es importante entender que Revueltas tenía un gran maestro, a los quince años, en México. https://open.spotify.com/track/7lzwK5ZuvqOuumV0taBGei?si=fe15be95ecad40d2 |
↑4 | Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Música “Carlos Chávez”. |
↑5 | Tambuco es una de las primeras obras para ensamble de percusiones en el mundo. Es la avant-garde de la avant-garde. Y la percusión es por definición no europea, en muchos sentidos. La Sinfonía India es uno de los monumentos de nuestra gesta nacionalista (y utiliza por primera vez instrumentos indígenas en medio de la orquesta). Y la sinfonía con armónicos realiza una proeza no concebida aún en Europa. Todos estos méritos deben ser reconocidos en un análisis profesional de los logros de Chávez. |
↑6 | Y de paso con Salieri, a quien la extraordinaria Cecilia Bartoli ha rescatado del infierno. |
↑7 | Distinguidísimo maestro de ese doctorado. |