Bárbara Pérez Ruiz
Hoy, tristemente y sin peros, debemos despedirnos de una persona grande, integral, que dejó improntas en una amplísima y diversa comunidad musical: Juan Francisco Sans.
Pianista, flautista, difusor de la música venezolana y latinoamericana. Compositor, orquestador, musicólogo, locutor, una autoridad en edición crítica.
Director musical y de importantes instituciones en Venezuela y Latinoamérica (como la extinta Fundación Vicente Emilio Sojo, la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela, el Instituto Nacional de Música de Costa Rica). Incansable gestor cultural, docente, maestro de varias generaciones de destacados compositores, intérpretes y musicólogos, impulsor de la musicología latinoamericana, cofundador de la Sociedad Venezolana de Musicología. En los últimos años, académico en el Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín.
Y sobre todo, una persona transparente, generosa e inspiradora para sus alumnos, colegas y amigos.
Duele su partida prematura, y han sido conmovedoras las expresiones desde tantos rincones del mundo. A quienes estamos en estos mismos caminos de la música, nos toca honrar sus aportaciones, seguir dialogando con ellas y enriqueciéndolas.
En este espacio iremos ampliando las referencias a sus trabajos y, en la medida de lo posible, compartiendo sus escritos y su música.
Desde México te despedimos, Juan Francisco…
No acabarán mis flores, no cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo, se reparten, se esparcen.
Aun cuando las flores se marchitan y amarillecen, serán llevadas allá,
al interior de la casa del ave de plumas de oro
Nezahualcóyotl
Bartolomé Díaz
Qué falta tan enorme le vas a hacer a la música venezolana, mi querido Juan Francisco Sans, tú que te calzaste todos los zapatos de los musicólogos de las generaciones anteriores y aún te quedó pie para una condición artística que contadísimos en esa rama científica del arte pueden aspirar. Intelecto y humanidad, en pareja, como los tuyos, «few and far between».
Y, nada, querido Pico, quién nos quita lo bailao, ¿verdad?
Dios y las Musas te bendigan por siempre. Tu obra te representará dignamente hasta el fin de los tiempos, de eso no tengo la menor duda.
María Elena Vinueza
La Dirección de Música de la Casa de las Américas lamenta la temprana partida del querido maestro venezolano Juan Francisco Sans. Su obra como compositor, pianista, pedagogo y musicólogo siempre será referente en el conocimiento y la historia de la cultura musical de nuestro continente. Casa agradece su amistad y colaboración como autor y miembro del consejo asesor del Boletín Música y jurado del Premio de Musicología, 2005. Nuestro sentido abrazo para su esposa Mariantonia Palacios y su familia. La musicología latinoamericana está de luto.
Miguel Astor
Quiero expresar mi hondísimo pesar por el fallecimiento de mi amigo, mi hermano Juan Francisco Sans. Juan fue un pianista excepcional, que si hubiera querido habría hecho una carrera fulgurante como solista o como acompañante.
Fue un compositor de genio que si hubiera querido habría sido el compositor más importante de la Venezuela de nuestro tiempo. Se dedicó con pasión a la Musicología, y llegó a ser uno de los musicólogos más importantes de América. Yo creo que él mismo no lo sabía. Llegó a ser director del Coro Sinfónico Nacional de Costa Rica y su gestión fue tan importante, que lo llegaron a nombrar Director del Instituto Nacional de Música de ese país, y la Orquesta Sinfónica Nacional lo invitó después a dirigir conciertos en varias ocasiones, una vez que regresó a Venezuela.
Fui jurado de su tesis doctoral, y apenas la leí, me di cuenta que estaba ante uno de los documentos más importantes de la Musicología Latinoamericana de nuestro tiempo. Esto se tradujo en varios Libros memorables. Fue la gran autoridad Latinoamericana en Edición Crítica, con numerosísimas publicaciones. Fue un sabio, y tutor de generaciones de compositores, licenciados y magísteres en Musicología, en su brillante carrera como docente.
Está en el Olimpo de los grandes profesores de nuestra UCV.
En sus últimos años desarrolló una importantísima labor académica en la ciudad de Medellín, Colombia. Su obra académica y artística se pierde de vista y estoy seguro que este país no va a comprender lo que significa su pérdida. Yo sí.
Pero todo eso no era nada al lado del extraordinario, bondadoso y generoso ser de luz que fue. Es un insustituible, como pocos en esta vida. Me duele muchísimo su partida más que prematura. Descanse en paz y reciban mi más sentido pésame su viuda Mariantonia, su hermano Chejo (Sergio Sans), y sus hijos Juan Pablo Sans Palacios, Francisco y Alejandro.
Dios lo tiene a su lado ahora.
Julio Mendívil
Hoy partió Juan Francisco Sans.
Desde que lo conocí, siempre sentí una profunda admiración por él. Me impresionó siempre su serenidad, su erudición, su gran calidad humana.
En el 2016 me propuso para que evalúe, para la Fundación Grammy, el libro Arias antiguas del Nuevo Mundo presentado por él y su esposa Mariantonia Palacios. Lo hice y fue una gran alegría saber que el Grammy les dio los fondos.
Intercambiamos pareceres muchas veces en la lista de discusión de IASPM-AL. Y siempre él lo hizo con respeto y sapiencia.
No dudo en afirmar que hemos perdido a uno de los más grandes musicólogos latinoamericanos. Siento profundamente su muerte.
Mis condolencias a Mariantonia, su viuda, y a todos las y los colegas venezolanos y amigas y amigos.
Teresa Tamez
Me uno a la pena que en el mundo de la música tenemos por la pérdida del maestro Juan Francisco Sans.
Gracias a la amable intervención de mi querido amigo Carlos Rada tuve la fortuna de estar en su casa y ser objeto de una inmerecida muestra de generosidad por su parte, al obsequiarme una fantástica colección de autores venezolanos (sin duda la más completa y mejor editada) así como libros de estudio sobre la música venezolana.
Pude darme cuenta que sin populismos, ni exacerbadas demagogias el maestro fue auténtico, entregado a su país.
Ahora que en nuestro hemisferio están tan de “moda” variopintas manifestaciones de “amor patrio” y clichés diversos, podríamos seguir ejemplos como este…
Ricardo Henríquez
Innovación y atrevimiento. Es lo primero que me viene a la mente al recordar a Juan Francisco. Muchas las horas en aula de clase bajo su tutela, muchos los proyectos artísticos en los que pude participar a su lado. Creo que a muchos colegas les pasará igual.
Si algo admiré siempre de esta mente brillante, fue esa capacidad de mostrarnos visiones distintas y nuevos enfoques para enfrentarnos a la musicología y a la investigación con rigor científico.
Juan siempre estaba abriendo caminos, siempre más allá, con atrevimiento, pero siempre sustentado en el trabajo serio, bien realizado.
Gracias a él, los que hemos pasado horas eternas en algún archivo revisado papeles musicales, nos atrevimos a proponer visiones novedosas para esta hermosa disciplina académica.
Honrado de haber aprendido tanto con el gran Pico.
Vuela alto maestro!!! Mucha luz!!!
Alfredo Rugeles Asuaje
Es con mucho pesar que informo la muy triste y lamentable noticia de la sorpresiva desaparición física en Medellín, Colombia, del Maestro Juan Francisco Sans.
Una gran pérdida para el país, sin duda alguna.
Aún no lo puedo creer y lo lamento enormemente. Juan Francisco fue una bella persona, mejor amigo, extraordinario pianista que, junto a su esposa Mariantonia Palacios conformaban el magnífico dúo Sans-Palacios.
Compositor y gran musicólogo de innumerable aportes para la musicología venezolana y latinoamericana. Vayan mis palabras de sincera condolencia y pésame para su querida esposa, la Maestra Mariantonia Palacios, sus tres hijos y familia. Que en paz descanse y mucha luz para su alma.
Alejandro Vera
Me sumo a las muestras de pesar por el fallecimiento de Juan Francisco Sans. Una partida prematura de una persona y colega aún llena de proyectos y cosas por hacer. Mis condolencias para su esposa y seres queridos. Descanse en paz.
Aurelio Tello
La musicología latinoamericana está de duelo. Ha fallecido Juan Francisco Sans, querido colega venezolano, pianista, compositor, maestro y autor de importantes trabajos sobre la música venezolana y latinoamericana y generoso amigo. Extendemos las más sentidas condolencias a su esposa Mariantonia Palacios. Su dolor es el nuestro.
Rubén López-Cano
Hasta siempre querido amigo… Qué tristeza…
Omar Morales Abril
Descansa ya Juan Francisco Sans, musicólogo brillante, prolífico y generoso. Desde el año 2006 en que lo conocí hasta hace pocas semanas, última vez que tuve comunicación con él, cada una de sus frases me sorprendió no sólo por su agudeza, sino también por su bonhomía. Me uno al pesar por el vacío que deja su partida, pero me alivio por el cese de sus padecimientos físicos.
Icli Zitella
Me acabo de enterar de la partida de mi querido maestro y amigo, Juan Francisco Sans. No sé por dónde empezar a contar lo mucho que le debo. Él me alentó en mis primeras composiciones y se convirtió en el primer promotor de mi trabajo. Sus clases fueron las mejores a las que asistí -incluso comparándolas con otras de composición que tuve en distintas partes del mundo.
Juan Francisco poseía un profundo conocimiento de la música, un espíritu analítico formidable y un estilo literario fluido. Todo eso combinado con una gran generosidad y con un chispeante sentido del humor. ¿Qué cualidades como esas no convierten al que las tiene en un extraordinario maestro?
¡Todavía no salgo de mi consternación por esta triste noticia!
Les envío mis condolencias a Mariantonia Palacios, su esposa, y a sus hijos.
Gabriel Pareyón
Fue el año de 2007 en que lo conocí, junto a su esposa, la pianista Mariantonia Palacios, durante una estancia que disfruté en Caracas, para impartir un seminario por invitación de la musicóloga Katrin Lengwinat, en el IUDEM de la Universidad Simón Bolívar, y para participar en el Congreso Venezolano de Musicología presidido por el inolvidable José Peñín (1942–2008) bajo el auspicio de la Universidad Central de Venezuela. Del Congreso recuerdo la conferencia magistral del musicólogo chileno Juan Pablo González; los “Aportes para clasificar la música tradicional venezolana” de la misma Lengwinat; la ponencia de un joven Omar Morales Abril, “Maestros de capilla de la catedral de Puebla de los Ángeles”; la extraordinaria participación de Luis Felipe Barnola (visionario y pionero de la musicología transdisciplinaria, con un enfoque cuasi químico para la historia de la música en Iberoamérica); así como la exacta conferencia de la misma Mariantonia, que me permitió conocer la obra para piano de Inocente Carreño (1919–2016). Yo tuve la suerte de abrir la mesa sobre Musicología Sistemática, moderada por el compositor Gerardo Gerulewicz, y fui seguido de la ponencia “El texto musical: un enfoque discursivo”, a cargo de Juan Francisco Sans.
Además de que quedé impresionado al comprobar el alto nivel de exigencia y capacidad de los congresistas, en su gran mayoría venezolanos, me conmovió profundamente la bondadosa y abierta actitud de Juan Francisco, quien me dijo que había estudiado mi edición de 1997, de la música para piano del jalisciense Clemente Aguirre (1828–1900), mencionando que la tomaba como “un ejemplo de la tarea pendiente para recuperar la música latinoamericana del siglo XIX”, junto con las ediciones facsimilares publicadas en México por Karl Bellinghausen, con la obra de Melesio Morales (1838–1907) y Tomás León (1826–1893), y algunas otras publicaciones entonces recientes, de igual importancia. —Hay que tomar con cuidado mi edición, le dije, porque presenta serios errores y tendré que preparar una edición en definitiva mucho más cuidada. A lo que Juan Francisco replicó: —Debemos iniciar por algún punto. Eso es lo importante. Después vendrán las correcciones y ediciones cada vez más informadas y correctas. Lo que urge —prosiguió— es que vayamos empezando a contemplar la riqueza de la música latinoamericana del XIX, que, entre otras cosas, nos permitirá entender mejor la transición hacia la modernidad del XX. Es una enorme tarea pendiente y debemos realizar trabajo conjunto para poder avanzar en ella (cito de memoria, pocas palabras más, pocas menos).
Pasaron casi diez años para que volviéramos a coincidir, esta vez en el CENIDIM, en el Centro de las Artes de la Ciudad de México, donde impartiría la conferencia “La edición musical como ocasión extrema de la interpretación”, que desde luego resonaba en mi propia tarea en curso. —¿Cómo vas con eso?, me preguntó. A lo que respondí: —Poco a poco estamos avanzando con nuestro proyecto. Ya terminé la edición revisada de las partituras de Aguirre. Con la suerte de que aparecieron un par de piezas más, y ahora tendré la fortuna de que me ayude a revisarlas una brillante alumna tuya, venezolana, ahora investigadora en el CENIDIM: Bárbara Pérez Ruiz. A lo que contestó con su imborrable sonrisa. Nos despedimos por última ocasión.
Concluyo este memento (más que un lamento, una celebración por su extensa y valiosa obra, que considero una obligación para reconocer y darle continuidad), señalando que son escasos los musicólogos latinoamericanistas, junto a nombres como el del mismo Peñín y el de Aurelio Tello, y Danilo Orozco, y el mencionado Juan Pablo González, que, como Juan Francisco Sans han considerado la música de toda Iberoamérica en términos de una gran complejidad conjunta, que hay que observar como un propio entramado de particularidades. A la par, son muy pocos los compositores de la Patria Grande que advierten la enorme importancia histórica del siglo XIX, y que, para comprenderse a sí mismos, efectúan una lectura honda del repertorio de ese período, al que Juan Francisco dedicó buena parte de su vida, y sin pausa alguna, con avidez por conocer y apreciar el trabajo de los demás, y urgir a la unidad en la colaboración y el mutuo respeto y entendimiento. En este mismo sentido, si tuviera que sintetizar en tan solo dos palabras mi testimonio sobre Juan Francisco Sans Moreira, esas palabras tendrían que ser: humildad y generosidad.
Uno de sus últimos posts de FB
He ido colgando en mi página de academia
«https://ucv.academia.edu/JuanSans/Orquestacioneshttps://ucv.academia.edu/JuanSans/Orquestaciones»
una serie de orquestaciones realizadas por mí entre los años 90 y los tiempos que corren, reflejando un trabajo de más de 30 años en esta disciplina.
Entre las piezas, se pueden encontrar mis orquestaciones de Mi Teresita y Un bal en reve, dos piezas originales para piano de Teresa Carreño; 10 canciones tradicionales costarricenses para orquesta de cuerdas (basada en la Colección de canciones y danzas típicas, tercera serie de 1935, originales para voz y piano); Siete aguinaldos venezolanos del siglo diecinueve para orquesta sinfónica; Prelude, valse et rigaudon, obra original de Reynalldo Hahn para arpa cromática y piano, convertida en un pequeño concierto para arpa diatónica (por Cecilia de Majo) y pequeña orquesta; Fantasía Bolivariana de Pedro Elías Gutiérrez, original para 6 bandas militares, convertida en una pieza para gran orquesta; Tres valses venezolanos de concierto, originales de Federico Villena para piano a cuatro manos; y las 17 piezas infantiles para orquesta de Antonio Estévez, originales para piano.
Todas las versiones tienen la partitura y las partes, y están bajo licencias Creative Commons, de modo que las pueden bajar, distribuir e interpretar sin mayores restricciones.
Vienen algunas más que me ha costado recuperar porque fueron transcritas en softwares muy viejos, o tengo aún que revisar. Espero que disfruten de estas maravillosas y eclécticas orquestaciones, escritas para muy diversas ocasiones, todas estrenadas por excelentes orquestas y directores venezolanos de las últimas tres décadas.