Heterofonía | 28 |

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Revista publicada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
| Número 28 | enero-febreo 1973

Directora: Esperanza Pulido

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De los editores

Desde que comenzaron a correr rumores de que el maestro Carlos Chávez “sería recuperado” —como dice Eduardo Mata— por la música de México, un gran número de músicos mexicanos se preguntaron a sí mismos: “¿Qué hará el maestro Chávez para enderezar los entuertos? ¿Continuarán en funciones quienes iban por buen camino? ¿Será cierto que México padece una escasez de mentes musicales directivas, tan eminentes como la del maestro Chávez? ¿Es posible que el maestro Chávez conserve la suya intacta después de veinte años de receso?”, etc., etc.

A la segunda de estas preguntas podríamos contestar, haciendo votos muy fervientes porque el actual Director del Conservatorio, el compositor Manuel Enríquez, continúe sin reservas en su puesto. De él no se necesitó pronunciar la fórmula acostumbrada de “Démosle tiempo al tiempo”, porque su actuación fue clara, rápida y positiva desde el primer día de su arribo al plantel. Joven, dinámico, culto y bien preparado, demostró inmediatamente poseer un talento directivo muy destacado. Si alguien dudase de esta aseveración, que se dirija a la calle de Masaryk 582, Polanco, y converse con los estudiantes y con los maestros, y también con el personal administrativo. El optimismo que se respira ahora allí no era percibido desde hacía muchos años. En estos momentos todo mundo confía en que el plantel máximo de enseñanza musical en México progrese rápidamente, porque Manuel Enríquez es de los que no hablan mucho, pero demuestran palpablemente la prontitud con que va desarrollando sus planes. HETEROFONIA está al tanto de que el maestro Carlos Chávez retiene incólumes sus capacidades administrativas, porque, aunque parezca paradójico, el trabajo intenso conserva jóvenes a los hombres y a las mujeres y “Don Carlos” (como lo llama Raúl Cosío) ha sido siempre un incansable trabajador. Vamos, pues, a permitirnos suplicarle que conserve a aquellos elementos necesarios e indispensable, para que su labor se inicie con un gran acto de confianza humana.

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