A principios de octubre, y antes de que sucediera el esperado estreno de Beatrix Cenci en el Palacio de Bellas Artes, Martha Eguilior, directora escénica de la ópera, nos concedió una interesantísima entrevista. En esa conversación apelamos a un formato que nos situara en una de las praxis de entretenimiento más comunes de nuestros días: un audio, asemejando la charla con la directora a la escucha de un podcast.
Hoy, a unos meses de la puesta en escena de la obra de Ginastera, nos planteamos complementar esa entrevista con otra de las protagonistas de esta polémica puesta en escena. Esta charla completa el círculo de aquella primera entrevista y sigue haciendo eco de esa puesta en escena: una entrevista con Julia Cruz, la directora de la orquesta. Entre las circunstancias más sobresalientes de este montaje está el hecho de que tanto la directora escénica como la directora de orquesta eran mujeres —una afortunada mancuerna nada frecuente—. Así pues, no se puede perder de vista la trascendencia de que una joven de 28 años, trombonista de formación (dicho sea de paso, y porque el dato nos sigue hablando de su excepcionalidad), haya sido la encargada de dirigir la orquesta que acompañó a Eguilior y a su Beatrix Cenci. La primera entrevista fue el preámbulo para incentivar el llegar a Bellas Artes; ahora, las palabras de Cruz terminan por regalarnos un panorama que, del escenario al foso, demuestra la importancia que tuvo este estreno con todas las aristas artísticas, sociales, musicales que de ello se desprenden.
Alguna vez he apostado porque nuestros lectores hagan una doble lectura de textos que se interconectan. Hoy apuesto por una escucha al 2×1 con la promesa de que escuchar el antes con Eguilior y el después con Cruz (aun sin haber ido a la ópera, o tanto más sí se fue) nos permitirán constatar la transformación del mundo escénico en la batuta y las manos de las mujeres.