XXII Festival de Música Antigua

Estos dos grupos colaboran desde una óptica multidisciplinaria, comprometidos en el rescate y divulgación del patrimonio histórico y artístico de México. Su programa rinde homenaje a los 500 años de nuestra mexicanidad, y está formado por músicas, danzas y poesías legadas por una mixtura barroca de las tradiciones indígena, española y negra de la cultura popular mexicana. Las fuentes históricas ayudan a recrear las artes escénicas de forma gozosa pero con un enfoque históricamente informado. El repertorio incluye danzas y bailes como jácaras, cumbés, folías y canarios, así como música instrumental y vocal renacentista y barroca de Europa y Nueva España.

El concierto inicia con tres piezas del canto monódico sacro medieval (canto gregoriano), que hacen referencia a las plegarias del hombre hacia lo divino en tiempos adversos, como la peste negra del siglo XIV. De uno de los compositores más importantes de la música barroca, J. S. Bach, escuchamos su Sonata en La mayor BWV 1032 para flauta y clavecín. Y como ejemplo del sincretismo entre las culturas musicales de Europa occidental y la Nueva España, se incluyen obras sacras y villancicos del repertorio virreinal de diversos autores (Zumaya, Regalado, Rueda, Pérez, etc.) de catedrales y colegios de Guadalajara, ciudad de México, Puebla, Morelia y Durango.

Este programa ofrece obras del repertorio musical escrito entre los siglos XVI y XVIII de diferentes cancioneros ibéricos y archivos americanos. La selección de piezas proviene de fuentes como el cancionero español de Palacio, el cancionero portugués de Elvas, el códice peruano Martínez Compañón y el llamado Códice Chalco de México. El itinerario geográfico por el que viajaremos incluye obras sacras en latín, náhuatl y español de libros de archivos conventuales y catedrales latinoamericanas como México, Puebla y Lima. Arcadia Ego interpreta una versión de polifonía a cuatro voces acompañada por la guitarra renacentista, el violone y el virginal en el bajo continuo. 

Al hablar de identidad pocas cosas son tan poderosas como la música: melodías que tararean los niños porque las escuchan en su familia, versos que se completan en la memoria colectiva, tonadas que nos llenan el corazón de una emoción indescriptible. En este concierto a dúo conviven canciones que nos identifican como mexicanos con otras que fueron la semilla de su existencia. Le arrebatamos al tiempo la memoria de esas melodías que cruzaron el Atlántico y echaron raíces en el Nuevo Mundo, para resonar con identidad propia y recordarnos que la música no conoce fronteras, mares ni tiempos; que encuentra en el corazón un lugar donde vivir. 

Los casi 300 años del Virreinato de la Nueva España, oficialmente instaurado en 1535, dieron lugar a un sincretismo en la religión, la política, la economía y las artes, incluida la música. Así nació el mestizaje que nos identifica y que alcanza su cúspide con la Independencia de México. Más que un recorrido musical durante tres siglos de historia, este programa ofrece música que se escuchó en la Nueva España: obras sacras en latín y náhuatl, música instrumental, danzas y bailes (jarabe), canciones populares y patrióticas. Es un fiel muestrario de la música que Los Tonos Humanos ha compartido durante más de diez años en el festival del suntuoso templo de San Francisco Xavier. 

Estamos en una travesía musical, un viaje que comenzó en 1492… Además de una conquista, la música encontró en el Nuevo Mundo la oportunidad de evolucionar, descubrir corazones fértiles donde crecer, idiomas nuevos para cantar y ritmos milenarios. Para la música la conquista no significó destrucción ni sometimiento sino florecimiento; ayudó a crear relaciones humanas entre vencedores y vencidos. Somos producto de esa conquista, pero depende de nosotros si queremos ser resultado del rencor o de la grandeza mestiza que la música ayudó a forjar. Debido a ello, el programa ofrece música sacra y profana de grandes autores españoles y de la Nueva España. 

Al conmemorar 500 años de la caída de Tenochtitlan y 200 años de la consumación de la independencia mexicana, es buen momento para reflexionar sobre la música de ambos episodios fundadores de la nación, que dieron sustento a la tradición popular pero hoy son casi ignorados. En días de tanta crispación y polarización, tanto política como histórica -donde nuestro mestizaje pareciera entrar en crisis- la música puede ser un elemento unificador que amalgama a todos por igual, más allá de credos ideológicos. Si la música une a los pueblos, hay que volver a escuchar música y danza de la Conquista, y la música mestiza de la Independencia: jarabes y contradanzas.