Heterofonía | 13 |

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Revista publicada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
Año 2 | Número 13 | Julio-Agosto 1970

Directora fundadora: Esperanza Pulido

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De los editores

No nos era desconocido el «teatro total». En 1968 el compositor alemán Han Otte (conocido por otras obras similares, como Modelo (1963-1965), Alfa-Omega (1965), Nolimetangere (1967) , Il faut (1969), produjo un acto titulado «live», para un pianista, escenas fílmicas y teatrales, música, noticias de actualidad, ruidos y efectos luminosos —todo ello en mezcla fraternal.

Así pues, no podía habernos sorprendido el acto que vimos a fines de mayo en «la Ponce», como parte de la actual Temporada de la benemérita asociación. Se trataba de algo semejante al «live» de Otte, que pudo, quizá, producidos malestar, por tratarse de dos de nuestros compositores de vanguardia más reputados, uno de los cuales —Quintanar— es maestro y guía de estudiantes de composición, y el otro —Manuel Enríquez— un destacado talento creador.

Analizando el asunto desde otro punto de vista, nos damos cuenta de que a Carlos Chávez, o a Muench nunca se les ha ocurrido «componer» cosas semejantes: ni tampoco al «joven» Stravinsky, tan amante de adherirse a las últimas modas; ni a Dallapiccola, Nono, Penderecki, Lutoslawki, Xenakis, Boulez, etc. Pero dejemos a un lado a los viejos y a los adultos y pensemos que tampoco Stockhausen, ni Eduardo Mata —entre nuestros más jóvenes— han excursionado por allí. Stockhausen podrá recurrir a los más extremados procedimientos en campos del sonido y el ruido, pero siempre dentro de una conformación musical que demuestra sentido de construcción.

Nos sorprende, pues, que Manuel Enríquez y Héctor Quintanar se pasen ahora al dominio de la «no música», sin renunciar a sus prerrogativas de compositores. El año pasado obtuvo Enríquez mucho éxito con su obra Ixamatl,
escrita por encargo del famoso Festival de Donaueschingen. Por su parte, Quintanar consiguió para México un Laboratorio de Electrónica que ha sido ya inaugurado en el Conservatorio. Y es Director del TaIler de Composición del propio plantel, fundado por Calos Chávez hace ya algunos años. Ambos —cada uno en su esfera— son guías de los jóvenes y no deben olvidar que el mexicano tiende —con muchas y honrosas excepciones— a contentarse con lo
fácil.

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Con este número inicia HETEROFONIA su tercer año de vida. Entre nosotros resulta casi heroico publicar una revista musical seria. En los círculos artísticos mexicanos se carece del menor estímulo y cooperación para una empresa de esta categoría. Si por lo menos sirviera nuestra labor para provocar celos de buena ley entre gente pudiente, que se decidiera a dar a luz otra revista musical importante, para esta ciudad de siete millones de habitantes, nos sentiríamos recompensados.

Por nuestra parte, seguiremos en nuestra labor, con el mismo espíritu de sacrificio con que la iniciamos, y procurando elevar cada bimestre el nivel profesional y editorial de HETEROFONIA. Gracias abundantes a los suscriptores y generosos colaboradores que nos ayudan a sobrevivir.

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