Timbres musicales emitidos por el Servicio Postal Mexicano, durante la pandemia 2020-2022
Como es de todos conocido, el virus covid-19 generó una pandemia que derivó, entre otras cosas, en decretar en todo el mundo, en el primer trimestre del año 2020, la suspensión de un sinnúmero de actividades presenciales, en prácticamente todos los ámbitos, tanto públicos como privados. Y durante el año 2022, en general, fueron reanudándose las actividades presenciales, de conformidad con las respectivas políticas de salud pública de cada país. Durante ese tiempo, el Servicio Postal Mexicano no interrumpió sus labores y, dentro del programa de emisiones filatélicas de cada uno de esos años, es posible identificar un timbre con un tema o motivo musical específico. El contenido de la presente entrega corresponde a esas tres estampillas postales.
Desde el punto de vista gráfico, el timbre tiene en primer término el rostro del compositor, que es a su vez un fragmento de un cuadro de Joseph Karl Stieler (1781-1858). El retrato, del año 1820 y uno de los más célebres de Beethoven, muestra al músico sosteniendo un manuscrito, en cuya portada se lee claramente Missa Solemnis y se aprecian algunas indicaciones por signos, como la tonalidad de re mayor; ante las hojas pautadas, donde se distingue la palabra Credo, el compositor fue representado en actitud de componer, aunque su expresión, quizá más que la de un genio, perece reflejar su mal genio. Sieler, quien cuenta con un autorretrato realizado a sus 25 años de edad, realizó esta obra a sus 39 años de edad y a los 50 de su insigne modelo. Otras de las pinturas más conocidas de este artista son el retrato del escritor y naturalista Johann Wolfgang von Goethe (1828); y el de Alexander von Humboldt (1843), humanista y explorador, quien realizó varios estudios en nuestro país, entre 1803 y 1804.
Además del rostro de Beethoven, otros cuatro elementos gráficos destacan en el timbre, todos ellos a color. Detrás del músico, se aprecia un piano de cola, con la tapa abierta. A manera de fondo general, se aprecia una partitura, con notas autógrafas, cuya mitad inferior, así como el teclado del piano, se presentan detrás de una especie de película negruzca. El tercer elemento es un pabellón cónico de metal, empleado por el músico, para captar de mejor manera el ambiente sonoro que lo rodeaba. El último elemento es la firma del compositor.
Además de la leyenda-motivo de la estampilla, se aprecia su valor facial, el nombre de nuestro país, el logotipo del Servicio Postal Mexicano, así como el año de emisión, el apellido del diseñador y las siglas de los Talleres de Impresión de Estampillas y Valores.
Piazzola fue un excelso bandoneonista y prolijo compositor de tangos y de música para películas; entre 1981 y 1992, por ejemplo, componía en promedio un tango completo y la fracción de otro cada dos semanas, y concluía la música para una película en poco más de dos meses. Hombre longevo, nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata y falleció el 4 de julio de 1992 en Buenos Aires, ambas localidades argentinas. Además, los tangos de su autoría son un signo inequívoco de la evolución del género (aspecto no aplaudido por todos, al menos en sus inicios, por los músicos tangueros de tradición), en tanto que se trata de composiciones con influencia del jazz y de obras de músicos de la talla de Bach, Rachmaninoff, Bartók, Stravinski, principalmente.
Este timbre que se suma a la conmemoración del primer centenario del nacimiento de Piazzolla muestra en primer término una fotografía de él, en blanco y negro, cuando tenía 50 años de edad. Si bien el músico, con los brazos cruzados, apoyados sobre un bandoneón (fuelle, en lunfardo), adoptó la actitud seria que proyecta esta imagen, en otras fotografías se le ve alegre, entregado plenamente a su arte, especialmente cuando fue captado durante sus presentaciones en vivo. La composición gráfica de la estampilla se completa con dos versiones de la fotografía de un bandoneón; en una de ellas, el instrumento se aprecia prácticamente completo, al centro del espacio, detrás del hombro derecho del músico; la otra fotografía, tratada con color azul que sirve de fondo general al timbre, fue amplificada, por lo que sólo sobresale una parte del fuelle.
La leyenda-motivo del asunto a conmemorar de este timbre se encuentra flanqueado por su respectivo valor facial, así como por los mismos datos referidos con anterioridad, en relación con el timbre del año 2020.
En el año 2005, el Servicio Postal Mexicano emitió una nueva serie de timbres permanentes, que comenzó con 18 diseños diferentes, entre los cuales figura el correspondiente a una miniatura artesanal: una marimba elaborada con piezas diminutas de ámbar. Otros tres diseños de la serie corresponden a elementos relacionados con la música. Se trata de: un torito con fuegos pirotécnicos, de los bailados en las fiestas tradicionales, al son de música popular; una muñeca de plata pella, otra miniatura, ataviada con una falda larga y representada en actitud de bailar; y una máscara de madera, de aspecto realista, de las empleadas en la danza de Los parachicos, del estado de Chiapas.
Gráficamente, se presenta la marimba en una perspectiva angulada y elaborada con gran lujo de detalle. Para la disposición del teclado cromático, se ve claramente un marco en dos niveles, cuya profundidad se acorta hacia la derecha, proporcionalmente a la reducción del tamaño de las teclas, en función de la agudeza de los sonidos. Los resonadores tienen la forma de prismas rectangulares, terminados en pirámide cuadrangular invertida; también se advierte la reducción progresiva de su tamaño, en razón de la altura de la tecla correspondiente. Las patas están finamente torneadas y los travesaños inferiores también proyectan una disposición angular paralela al marco. Por lo que toca a las baquetas, de mazo, al parecer hay dos sobre el teclado, así como dos pares de ellas apoyadas en uno de los componentes inferiores. El instrumento fue dispuesto sobre un fondo blanco, con una banda vertical, color mostaza, que ocupa poco menos de la mitad del espacio.
Las leyendas del timbre, además del nombre de la serie y su respectivo valor facial, precisan que esta marimba procede de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Se presenta también el apellido del diseñador, las siglas de los Talleres de Impresión de Estampillas y Valores, así como el año de emisión; se indica igualmente que la marimba pertenece a la “Colección Museo de Arte Popular” (Revillagigedo 11, Colonia Centro, Ciudad de México).
Las técnicas empleadas para elaborar los tres timbres fueron la fotografía y la composición digital; la impresión, de los tres ejemplares por igual, fue hecha sobre papel cuché blanco mate autoadherible de 110 g/m2; el tipo de perforación de todas ellas es suaje (no mediante la línea de agujeritos o perforación en peine), como bien puede apreciarse en las figuras.
