Mario Lavista: Adagio para cuarteto de cuerdas (2015)

Aunque Mario Lavista dedicó dos obras al género del cuarteto de cuerdas en la década de 1960, Seis piezas para cuarteto de cuerdas (1967) y Diacronía (1969), no fue sino hasta la década de 1980 cuando empezó una fructífera y cercana colaboración con el Cuarteto Latinoamericano. Integrado por Saúl Bitrán, Arón Bitrán, Javier Montiel y Álvaro Bitrán, el Cuarteto Latinoamericano permaneció cercano a Lavista, tanto profesionalmente como a nivel personal, desde su fundación en 1982 y hasta la muerte del compositor. La musicóloga Consuelo Carredano explica que fue justo esta cercanía lo que ocasionó que Lavista se sintiera estimulado para escribir música para esa dotación instrumental. ^[1]Consuelo Carredano, Cuerdas Revueltas: Cuarteto Latinoamericano, veinte años de música (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2003), 12. “[Lavista] no se sintió estimulado por ningún grupo hasta que se integró el Cuarteto Latinoamericano. Lavista es … Leer más De esta colaboración surgieron cinco obras: Reflejos de la noche (1984), Música para mi vecino (1995), Sinfonías (1996), Siete invenciones (1998) y Suite en cinco partes (1999). ^[2]Para conocer más acerca de la trayectoria compositiva de Mario Lavista a partir de sus cuartetos de cuerda, consultar: Ana R. Alonso Minutti, “Contrapunto a cuatro: una mirada a la trayectoria de Mario Lavista desde sus cuartetos de cuerdas”, Pauta: Cuadernos de … Leer más

A dos años de haber sido galardonado por la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE) con el Premio Tomás Luis de Victoria, Lavista presentó en Madrid su séptimo cuarteto, Adagio para cuarteto de cuerdas, después de un paréntesis de dieciséis años de no componer para ese género. El Adagio surge como resultado de la comisión que Lavista recibió por parte de la Fundación del banco BBVA y el Centro Nacional de Difusión Musical de España (CNDM). La pieza tuvo su estreno mundial la noche del 25 de mayo de 2015 en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía a cargo del Cuarteto Simón Bolívar, integrado por Alejandro Carreño (violín), Boris Suárez (violín), Ismel Campos (viola) y Aimon Mata (violonchelo), todos músicos de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela.

En la presentación formal que tuvo lugar en el Palacio del Marqués de Salamanca, en Madrid —sede de la Fundación BBVA— Lavista declaró que consideraba al cuarteto de cuerdas como “el más grande género camerístico”, ^[3]Fundación BBVA, “El compositor mexicano Mario Lavista estrena en el Reina Sofía su ‘Adagio para cuarteto de cuerdas’, Fundación BBVA, 26 de mayo de 2015, YouTube, 1:57min, https://www.youtube.com/watch?v=G3s7ki8T21s (consulta: 15 de julio de 2023). y en entrevista para la revista musical Scherzo, ahondó en esta afirmación expresando lo siguiente: “El cuarteto es un género que me ha acompañado durante toda mi vida y debido a ello es probable que haya sido espejo de mis más profundos sentimientos” ^[4]David Rodríguez Cerdán, “Mario Lavista: ‘La curiosidad es lo que me mueve como músico’”, Scherzo 30, no. 309 (julio/agosto 2015): 90. (ver figura 1). Por su parte, el violinista Alejandro Carreño remarcó que si bien se trataba de un adagio (música de tempo lento) la obra “tiene mucho movimiento interno . . . se va formando sobre ella misma . . . nunca se calma; siempre está hirviendo”. ^[5]Alejandro Carreño, en Fundación BBVA, “El compositor mexicano Mario Lavista”.

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La observación de Carreño señala una de las características más sobresalientes de la obra lavistiana: la aparente transparencia de los intervalos perfectos (quintas justas, cuartas justas y octavas) está entretejida sobre texturas rítmicas complejas a las que se añaden efectos sonoros delicados y a la vez muy difíciles de lograr, como los armónicos naturales. En el Adagio para cuarteto de cuerdas encontramos reminiscencias de obras pasadas del mismo Lavista, incluyendo Reflejos de la noche (1984), Cuaderno de viaje (1989) y Tropo para Sor Juana (1995). Dividida en secciones breves, Adagio para cuarteto de cuerdas se desenvuelve en una sucesión de eventos que, en palabras del compositor, “posee[n] rasgos propios pero a la vez comparten elementos comunes, tales como los armónicos naturales y el uso del non vibrato”. Lavista explica que utiliza un motivo musical con ligeras variaciones que se repite a lo largo de la composición. A esto también se añaden “repeticiones literales de frases enteras y una preferencia por la asimetría y la consonancia”. ^[6]Mario Lavista, citado en el programa de mano, “Cuarteto Simón Bolívar Series 20/21 Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía”, 25 de mayo de 2015, https://www.cndm.mcu.es/sites/default/files/events/hand_programs/se25mayo15_simonbolivar.pdf (consulta: 16 de julio … Leer más

Gracias a esta magnífica grabación del Cuarteto José White integrado por Silvia Santa María Guerrero (violín), Cecilia García Villegas (violín), Sergio Absalón Carrillo Monárrez (viola) y Jorge Orlando Espinosa Roque (violonchelo), podemos escuchar esta obra que, además, ejemplifica la cercanía que tuvo Lavista con la literatura y la poesía. En la partitura de Adagio para cuarteto de cuerdas Lavista incluye como epígrafe unos versos del escritor mexicano Hernán Bravo Varela provenientes de su poema Sol en cuarto vacío (2008), escrito en homenaje al cuadro homónimo del pintor estadounidense Edward Hoppe:

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