Heterofonía | 02 |


Revista publicada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
Año 1 | Número 2 | Septiembre 1968


Directora fundadora: Esperanza Pulido


De los editores
 

El número inicial de Heterofonía nos mostró sus errores y aciertos. Respecto  a los primeros, ante todo se señala su falta de “comercialidad” por lo que al público grueso se refiere. Lo amigos -únicos que suelen decirle a uno cara a cara lo que piensan- opinaron:

“No puede vivir largo tiempo una revista musical que se desentienda de lo que la gran mayoría busca”… “Se le dio demasiada importancia a la cosa oficial, en detrimento de otras actividades privadas”… “Comentar dos grabaciones aisladamente carece de importancia, sobre todo porque se desperdiciaron dos páginas con tipos de imprenta demasiado grandes, en detrimenlo de la revisión de cinco o seis más”… “La sección de conciertos resultó muy pobre. Se omitieron un gran número de actos importantes, desaprovechando así la oportunidad de hacerle honor a nuestra ciudad en este año olímpico de lucimientos”…

“Llenar la sección de Música Popular con una entrevista deslucida me parece una descortesía para tanta cosa buena como hay actualmente entre la gente joven que compone, improvisa y derrocha novedades en ese campo” … “Es imprescindible una sección dedicada al disco popular. En México la grabaciones de tal género ocupan por lo menos un 98% en relación con la de música erudita”…

“No deben publicarse artículos en serie. Cuando un investigador busca algo quiere hallarlo todo en el ejemplar que trae entre manos” … “¿Cómo pudiste desentenderte de la mordacidad? La crítica tibia no sirve para nada. Los suplementos ilustrados de los grandes diarios y revistas capitalinos de esta ciudad deberían servirte de norma. Es indispensable el sarcasmo, el comentario cáustico, la sátira, la oposición”…

Un señor escribió: “La nueva revista musical Heterofonía es tediosa en su formato y en su contenido” (¿Cómo juzgaría entonces al Musical Quarterly, Melos, etc., en caso de que conociera estas publicaciones dedicadas únicamente al artículo especializado?). “Comenzaste esta empresa muy tarde en tu vida” …, etc., etc.

Desgraciadamente ninguno de estos amigos ayudaron en lo menesteres fastidiosos de la materialidad. Los idealistas nos proveyeron generosamente con sus valiosas colabaraciones, gracias a las cuales pudo iniciarse la publicación de la revista, pero todo el resto recayó sobre las espaldas de una periodista inexperta en lides editoriales. Las experiencias se pagan caras y se adquieren a fuerza de errores. Es posible que cada nuevo número de Heterofonía se supere a sí mismo. Así nos lo proponemos.

Uno de los críticos musicales más estrictos de esta ciudad expresó recientemente su parecer de que la juventud debería ella sola dirigir los destinos musicales de México (no dijo “en todas sus ramas”, pero lo infiere uno). ¿Cuáles son, para él, los límites de la juventud? La novísima ola ya no admite a los de treinta años en adelante dentro de su categoría. Por otra parte, seguirá siempre habiendo ancianos jóvenes y jóvenes viejos. El “Viejo Violín” del senecto poeta León Felipe resuena aún con acentos juveniles. Hay hombres que, como Carla Chávez, siguen evolucionando después de lo sesenta años; pero otros, apenas vegetan a los cuarenta, arollados por efluvios sicodélicos extemporáneos.

Si iniciamos esta empresa editorial tardíamente -nunca es demasiado tarde-, se debe a que hasta ahora nos hallamos en condiciones económicas que nos permitan pérdidas monetarias considerables sin consecuencias fatales para la economía física. En nuestra juventud no se contaba con la ayuda que fácilmente consiguen ahora lo muchachos de talento. Las becas eran rarísimas y cuando estábamos poseídos de inquietudes nos marchábamos al extranjero con cinco centavos, a medio morirnos de hambre y perdíamos el tiempo, trabajando proletariamente ocho horas pesadas para ganarnos el sustento; pero el espíritu puede conservarse a través de los años y uno le exige a su interior mantenerse ágil y joven, pese a los deterioros externos.

Así pues, no habrán de desanimarnos la críticas destructivas, pero mantendremos lo oídos bien abiertos a las objeciones inteligentes, de donde quiera que vengan. Ya expresamos nuestro ferviente deseo de que la juventud tenga ingerencia en la revista. Iniciamos para ella desde el primer número de Heterofonía una sección especial, que esperamos se vea favorecida con toda clase de trabajos tendientes al mejoramiento de su participación en la vida musical de México.

N.B.: Si publicamos artículos en serie se debe a que así se nos están remitiendo.


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