Paul Arma

Heterofonía | 11 |


Revista publicada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura
Año 2 | Número 11 | Marzo-Abril 1970

Directora: Esperanza Pulido


De los editores

Nos llegamos a varias sesiones del II Foro Internacional de la Juventud. No nos llevó allí ningún interés musical, puesto que el temario habría de referirse únicamente a Drogas, Erotismo y Violencia; pero el contacto del maestro con la juventud, y el interés por sus problemas indujo la presencia, en el vasto Auditorio No. uno del Seguro Social, de varios centenares de educadores, entre los millares de espectadores —la mayoría jóvenes— que asistieron a los actos. Por otra parte, los ponentes y sus oponentes no pudieron prescindir de otras cuestiones de vital interés actual, y las diferentes “porras” se dieron gusto abucheando, silbando, insultando, aprobando y aplaudiendo.

Alguien nos dijo: “La juventud nuestra no está como la europea, a la altura del diálogo sereno.” Y le respondimos: En 1946 Sartre iniciaba en la Sorbona de París sus debates con la juventud universitaria, esto de aquí no es nada en comparación con lo que presenciamos allí: aquello sí era una verdadera batalla campal entre los partidarios de Sartre y sus contrincantes.

Y ¡qué bueno! si no fuese así, la juventud sólo serviría para empujar carretillas cargadas de cebollas. “Habiendo los jóvenes logrado que se les tomase en cuenta para los debates públicos y no sólo por medio de preguntas escritas en papeletas, se organizaron los últimos dos días un par de mesas redondas entre jóvenes y adultos: para la primera los
jóvenes debían contestar la preguntas de los segundos; para la otra se procedería a la inversa.

Y fue justamente allí donde pudimos derivar las siguientes conclusiones:

1. Salvo raras excepciones, ni los jóvenes ni los adultos pudieron, supieron, o quisieron contestar concretamente las preguntas propuestas; esto —pensamos— proviene de falta de experiencia en diálogos tales.

2. Los jóvenes elegidos provenientes de diversas universidades y preparatorias del país demostraron su disposición al diálogo con los adultos, convenciéndonos de su sinceridad.

3. ¿Puede ser igualmente convincente la “buena voluntad” con que los adultos aceptaron el reto? El tiempo lo dirá.

4 ¿Tienen los jóvenes un verdadero líder que los empuje continuamente a exigir de los adultos el cumplimiento de su promesa? (creemos que en esta da e de foros, organizadores y ponentes son elegidos como representantes de las mayorías. De no ser a sí, nuestros puntos de vista carecerían del mismo significado). Recuérdese en la historia casos que los niños, ahora jóvenes, pudieran todavía recordar: líderes como Hitler y Mussolini arrastraron multitudes con la sola fuerza de u ideas y razonamientos brutales. Estamos convencidos de que, en las grandes ciudades, las ideas y los razonamientos pueden mucho más que la violencia y las armas (quédense éstas para la guerrillas de los campos protegidos).

5.- Finalmente, quienes tienen contacto continuo con los jóvenes universitarios —los verdaderos jóvenes universitarios, en quienes hemos puesto nuestras esperanzas— que los exhorten continuamente a que busquen un líder auténtico. Hay tanto talento en nuestra juventud. Que lo digan, si no, el joven del Politécnico de Monterrey que tomó parte en la segunda mesa redonda y el otro joven del Politécnico d aquí, cuyas preguntas concretas e inteligentes demostraron que se trataba de muchachos bien preparados, batalladores, buenos planeadores…

Al finalizar la última sesión del Foro se improvisó un acto musical de “rock” y mesa redonda entre sectores de la música llamada “clásica” y la “moderna” iniciada por los Beatles. Tocaron los “Three souls in my mind”, muy mal, unas cuantas canciones de violencia, que más parecían canciones de un derrumbe atómico; en seguida “Los dos” produjeron un contraste apabullante con sus “baladas” tranquilas, con acompañamientos guitarrísticos de armonía de tónica, subdominante y dominante. Por fin Xavier Bátiz y su grupo se lanzaron al verdadero y evolucionado “rock´n roll” con la destreza que les es característica. En la mesa redonda aparecieron Miguel García Mora, Héctor Quintanar, Luis Sandi, Fernando Lozano, José Agustín (muy tranquilo y condescendiente), José Cruz Ayala, Xavier Bátiz y otra persona. Los “clásicos” contestaron a alguna pregunta del señor Ayala, que en la música de todos los tiempos se hallaba el elemento “erotimso” y no sólo en la de los “modernos”. Quintanar objetó la pobreza musical del “rock” y Bátiz después de controvertir esta aseveración, demostró sus aciertos en la práctica. Y Sandi la de los “modernos”


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