Las musas, 1650 - Eustache Le Sueur
Las musas, 1650 - Eustache Le Sueur

Eustache Le Sueur y las musas originarias

Sofía Cortez Maciel

Cuentan los lejanos relatos del monte Helicón que había, antes de las nueve musas de Apolo, tres musas primigenias. Eran tres hermanas, tres momentos de la creación artística. Meletea, la hermana mayor personificaba el pensamiento (las ideas); Mnemea, la de en medio, la creación (el autor); y Aedea, la menor, encarnaba la interpretación. El mito dividía en tres momentos la creación artística aunque concentraba en uno la actividad creativa: en Mnemea, el autor. Un momento antes de Mnemea la obra aún no existía; un instante después, había fenecido. El pensamiento era el preámbulo de la creación, y el momento posterior, su representación. El intérprete no creaba, sólo reproducía.

Los mitos poseen múltiples semblantes. Su historia se revela a medias, velada en esbozos entrecortados. Quizás el mito no hable de tres momentos de la obra de arte, sino de tres aspectos de la creación artística: la actividad creativa no se concentra en una sola musa, se presenta de tres maneras distintas. ¿Cómo se presenta el momento de la creación artística en la interpretación? ¿Qué papel juega el cuerpo del intérprete en este momento?

Meletea, la musa del pensamiento

En la descripción de Grecia, Pausanias, el viajero, habla de tres musas primigenias, tres musas hermanas anteriores a las nueve más conocidas. [1]Pausanias explica que había dos generaciones de musas. Las primeras y más antiguas eran hijas de Urano y Gea. Las segundas, de Zeus y Mnemósine. Meletea, Mneme y Aedea eran adoradas en el monte Helicón en Boecia. Se decía que su culto y nombres habían sido … Leer más Hijas de Urano y de Gea. Son las musas de la creación: Meletea, Mnemea y Aedea. Su iconografía, múltiple, ha trazado relaciones entre ellas y las nueve posteriores. Eustache Le Sueur las asocia en el óleo Las musas: Melpómene, Erato y Plyhymnia.[2]Eustache Le Sueur, The Muses: Clio, Euterpe y Thalia. Aunque no hay una representación directa de las tres musas primigenias, las interpretaciones que hablan de la combinación entre las primeras musas y las nueve posteriores son múltiples. Las pinta en mitad de una espesura: inalcanzables, remotas, sempiternas. Dos permanecen imperturbables. Una, encantada (Aedea).

Meletea, vestida de rosa, piensa, imagina las ideas. Mnemea, a la izquierda, con una partitura entre las manos, crea, en el sentido de autor. Aedea, en éxtasis musical, en un más allá del aquí del cuadro, interpreta. Lleva un instrumento de cuerda entre las manos, una especie de viola da gamba. Viste de azul. Su cuerpo, evidentemente, importa.

Unos ojos se dirigen hacia el exterior del espacio del cuadro. ¿Miran al espectador?  ¿Buscan algo? Son los ojos de Meletea, la hermana mayor. Contemplan la distancia con risueña melancolía. Una distancia que está en su interior y no frente a ella. Los ojos de la musa eluden el mundo palpable y visible para adentrarse en un mundo detrás de su mirar.

¿Qué mira la musa? El preludio del pensamiento… Contempla lo indistinto e inventa sus relieves. Introduce el contorno que ahorma las ideas y que funda lo abstracto. Meletea piensa. Esboza y esculpe conceptos, juicios, ideas… Los griegos estiman que en ella yace el albor de la creación artística. Su nombre significa “el ensayo”, “la meditación”. Su creación es insonora, impalpable, inasible.

Meletea porta una corona de hojas de laurel. El laurel es árbol de la dríade Dafne (δάφνην, el laurel), la de cabellos frondosos y tez de corteza. Su padre, el afluente Peneo,[3]En otras versiones hija del río Ladón. Ovidio sostiene que es hija del río Peneo: «El primer amor de Febo fue Dafne, hija de Peneo, y no fue un don de la Fortuna ciega, sino de la ira cruel de Cupido». la convirtió en laurel para evitar que el dios Apolo la atrapara. Sin embargo, aún cuando los labios de la musa no fueron más que retoños, ramas sus deditos, tronco su cristalino pecho, la ternura del dios perduró. [4]«Dafne, con el cabello suelto al viento,sin perdonar al blanco pie corríapor áspero camino tan sin tientoque Apolo en la pintura parecíaque, porqu´ella templase el movimiento,con menos ligereza la seguía;él va siguiendo, y ella huye comoquien siente al pecho el … Leer más

¿Por qué Meletea porta la corona de laurel? ¿Acaso la creación de la musa se aparta o rehuye lo apolíneo y se adentra en lo abstracto, en lo indistinto? ¿Es ella quien funda lo racional, lo simétrico, lo armónico?

El laurel es un elemento constante en los mitos apolíneos. Su aparición comienza con la dríade Dafne y se extiende hasta los cultos en Delfos. La pitonisa del oráculo de Delfos vierte hojas de laurel en las brasas. Si crepitan, el designio es bueno. Si no, adverso. El laurel induce sueños premonitorios. Premonición viene del latín tardío praemonitio, -ōnis aviso previo. Se compone de prae- (antes, delante, por anticipado) y el verbo monere (hacer pensar en, advertir, aconsejar, recordar algo a uno).[5]http://etimologias.dechile.net/?premonicio.n La premonición es una cualidad prometéica. Prometeo es el que comprende de antemano, el que prevé. ¿Qué advierte o vaticina Meletea? ¿Anuncia la creación venidera, la aparición de la obra de arte? ¿Es presagio de la creación artística? ¿Hace pensar en el arte?

Kunsthistoriches Museum Wien

«Ya que no puedes ser mi esposa, al menos serás mi árbol; contigo, laurel, adornaré siempre mi cabellera, contigo mi cítara, contigo mi carcaj; tú acompañarás a los caudillos del Lacio cuando la voz jubilosa grite triunfo y el Capitolio presencie largos cortejos. Guardián fidelísimo, permanecerás ante la puerta, en el umbral de Augusto, y protegerás la corona de hojas de roble que está en su centro; y lo mismo que mi cabeza es juvenil por sus cabellos sin cortar, tu llevarás siempre como adorno hojas perennes.»[6]Publio Ovidio Nasón, Las metamorfosis, Libro VII, Dafne y Apolo. Trad. José Carlos Fernández Corte y Josefa Canto Llorca, (Madrid: Editorial Gredos, 2008).

La corona se convierte en símbolo de victoria, de liberación. La presurosa dríade consigue su libertad en la metamorfosis arbórea. Al escapar de Apolo, se aleja de todo lo que él representa: la perfección, la armonía y la razón. Se adentra en lo indefinido, en lo salvaje, en lo indeterminado. El laurel encarna la libertad.

El vestido de Meletea

Es de un color rosáceo. El rosa, en la historia de la pintura, ha teñido los vestidos cándidos de doncellas tiernas y pícaras,[7]Jean-Honoré Fragonard, The Swing, 1767-68 de incautas bailarinas,[8]Edgar Degas, The Pink Dancers, Before the Ballet, 1884 de plácidas cortesanas,[9]Kikukawa Eizan, The Courtesan Hanazome of the Ogiya reading a letter and grinding ink, ca. 1810-1815 de praderas crepusculares,[10]Paul Gauguin, Cavaliers sur la plage (II) (Riders on the Beach (II), 1902. de fondos abstractos,[11]Andy Warhol, Marilyn 31, 1967 de cielos alboreos…[12]Thomas Gainsborough, Mary, Countess Howe, c. 1764; Claude Monet Impresion. Amanecer, 1872; Utagawa Hiroshige, Jardín de ciruelos en Kamada, 1857, de la serie «Cien famosas vistas de Edo»; Henryk Siemiradzki: Aurora, design for a ceiling decoration. Es el rosa con el que Proust imagina a Odette, a Orlane de Guermantes, a Albertine. El rosa es el tono del amanecer, de los primeros fulgores áureos, de la pureza, del candor juvenil, de lo naciente. ¿El color sonrosado del traje de la musa anuncia su papel en la creación artística?

El rosa surge de la unión entre azul y cierto tono de amarillo.[13]«Though anchored in the primary color red, pink isn’t part of the electromagnetic spectrum. “When we see pink, we’re not seeing actual wavelengths of pink light,” explains Christina Olsen, the outgoing director of the WCMA and curator of its current … Leer más ¿Será una coincidencia que el color del atuendo de Aedea sea azul y azafrán el de Mnemea? El mito no apresa la esencia de las cosas: la expresa. Funda su laberíntica condición. ¿Será posible que en los colores de los vestidos de las musas resida el enigma del mito? Meletea es albor y corolario de la creación artística. Los colores vaticinan la presencia constante de Meletea en la creación de Mnemea y Aedea.

Mnemea, la musa de la creación

A un costado de Meletea está sentada Mnemea, la memoria.[14]«Memoria», del latín memoria, se compone del adjetivo memor (el que recuerda), y el sufijo -ia que se usa para crear sustantivos abstractos y construir el verbo memorare (recordar, almacenar en la mente). http://etimologias.dechile.net/?memoria Mnemea atesora recuerdos. Compone una especie de «recuerdofilia». La fascinación de una colección, decía Italo Calvino, reside en lo que revela y en lo que oculta del impulso secreto que la ha motivado. Mnemea colecciona las ideas, ilusiones y alborozos de su hermana Meletea. Intenta asirlas y apresarlas en la tinta de la escritura. Las dota de delicadas facciones, un semblante, una presencia. Las enreda y entreteje hasta que surge un ser independiente de ella. Un ser de condición breve y paradójica que fenece en el instante que Mnemea cesa de concebirlo o en el momento que surge y se instaura. Cuentan los lejanos relatos del monte Helicón que la obra de arte existe, «es» mientras Mnemea la crea. Antes de ella, la obra aún no está viva. Un momento después, ha expirado: el flujo de la obra se suspende y permanece inerte.

El rostro de Meletea está inclinado. Sostiene un manuscrito sobre el regazo: una partitura.[15]La musa tiene una partitura sobre las piernas. Es un anacronismo porque los griegos no tenían partituras. Su boca está entreabierta (debe contener su éxtasis), ¿dice algo o permanece en silencio? Mnemea es poeta, escritora, compositora, dramaturga, pintora, escultora… Artista es quien dice algo y a la vez no. Su creación habita en la aprehensión de la tinta, de los óleos, de la piedra… Pertenece a la sonoridad sin sonido del pensamiento. Quizás por eso la abertura en la boca de la musa es apenas perceptible.

Mnemea es la autora. «Autor», del latín auctor, significa «fuente», «instigador» o «promotor». Auctor se origina en augere (agrandar, aumentar o mejorar). El autor perfecciona algo que ya existe. Su labor consiste en promover esa creación. Mnemea es aquella que retoma las ideas de su hermana Meletea y las perfecciona.

Mnemea lleva un manto aceitunado y una túnica color azafrán. El color de la primavera y del otoño: el origen y el fin. «Verde» se deriva del latín virĭdis,​ «verde, vigoroso, vivo, joven»,​ se relaciona con virere, «verdear» (cercano al verdadear de Heidegger). El verde cubre el cutis de Gea, colorea la dermis de plantas y árboles, símbolo del nacimiento, la juventud, la calma… El amarillo entinta el otoño,[16]El ocre amarillo es uno de los pigmentos más antiguos. Las pinturas rupestres (de más de 17,000 años de antigüedad) utilizaron este pigmento. la espiga del trigo, la campana del narciso, el fulgor solar, «los cabellos de oro fino»…[17]Garcilaso, de la Vega, Poesía Castellana Completa, (España: Cátedra, 2006). A menudo, en la antigua Grecia y Roma, los dioses eran representados con el cabello amarillo o rubio: «de oro». Una moda de la época consistía en teñirse el pelo de amarillo o pasar un … Leer más Amarillo viene del latín amarus, «amargo, triste», a través de la forma amarellus. Se relaciona con el verbo «μαραινω», que significa «apagarse, marchitarse». La musa porta el color de lo que surge y desaparece. El tono de su vestido revela el destino efímero de la obra de arte y su relación vital con Mnemea. La obra de arte existe, vive, mientras Mnemea la crea.

Aedea, la musa de la interpretación

¿Quién es la musa con el rostro encantado? Aedea, la pequeña. El tercer momento de la creación. Toca un instrumento musical, una viola da gamba con una cabeza de mujer tallada en el clavijero. El rostro de madera evoca el semblante de la esfinge o la sibila, las procreadoras de paradojas. Advierte sobre la figura que lo porta y se presenta como insignia.

Aedea es la última fase de la creación artística: la interpretación. A diferencia de Mnemea, ella no crea. La creación no le pertenece. Cuando la obra llega a sus manos, el momento creativo ha concluido. Aedea juega con la creación de sus hermanas. Lee, recita, canta, toca: interpreta.

¿Qué significa interpretar? ¿Qué hace el intérprete? «Intérprete» viene del latín interpres, interpretis. Uno de sus significados es «negociador» o «intermediario». Se compone del prefijo inter- que sirve para marcar la mediación o posición entre dos puntos; y de la radical pret- que se vincula a una raíz indoeuropea per- «vender» o «comprar». Por un lado, el intérprete es un mediador: un reconciliador entre dos puntos. Por el otro, es aquel que toma o provee algo (pero no ambas cosas a la vez).

Otras definiciones advierten que es «la persona que explica a otras, en lengua que entienden, lo dicho en otra que les es desconocida». El intérprete es visto como una persona que transmite información (no suya) a un tercero. ¿Aedea «traduce» la creación de sus hermanas? «Explica acciones, dichos o sucesos que pueden ser entendidos de diferentes modos».[18]https://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=interpretar Porta un papel de autoridad que decreta qué sucedió con certeza. Otras descripciones le atribuyen un papel más activo, más creativo: «Sirve para dar a conocer los afectos o movimientos del alma» (¿los de Aedea o los de sus hermanas?), «concibe, ordena o expresa de un modo personal la realidad». ¿Es un emisor de las ideas ajenas, un mediador entre dos elementos, determina la veracidad de una situación, es traductor de las expresiones del alma? ¿Qué hace el intérprete? ¿Traduce algo? ¿Es el vehículo de un traslado? Utiliza sonidos sin palabras. ¿Dónde se encuentra el mensaje original? ¿Está hecho de sonidos? ¿Su traducción es insonora? ¿O viceversa? ¿Los sonidos  penetran el alma del oyente? ¿El alma del músico se vuelve sonora?

El intérprete media entre un autor y un oyente. Realiza una intermediación entre tres factores: i. es el punto de intersección entre el compositor y el oyente; ii. entre una creación insonora (o perteneciente a otro tipo de sonoridad, propia del pensamiento) y su sonoridad; iii. entre la partitura y el oyente.

El cuerpo: dinamismo y expresión

Le Sueur elige un tono azulado para el vestido de Aedea. El azul, en el arte, es un color de gran valía:[19]«For centuries, the cost of lapis rivaled the price of gold. Given its hefty price tag, the color was reserved for only the most important figures (namely, the Virgin Mary) and the most lucrative commissions (namely, the church). Legend has it that Michelangelo left … Leer más es el color del Sumo Sacerdote egipcio, del manto de Zeus (símbolo del dios celeste), de la virgen María… «Azul» tiene su origen en el sans rajavarta que significa «rizo del rey».[20]La palabra azul se deriva del árabe hispánico lazawárd, este del árabe lāzaward, ‘lapislázuli’, este del persa laǧvard o lažvard, y este del sánscrito rājāvarta, «rizo del rey». http://etimologias.dechile.net/?azul ¿Por qué la musa porta un color tan preciado si su participación en la creación musical es pasiva? Con el color azul, Le Sueur atribuye (¿sin saberlo?) protagonismo a la musa.

El cuadro persiste en uniforme inmovilidad. Un elemento acalla la quietud: un pálido piececillo descalzo se asoma bajo el manto de Aedea. Sutil y expresivo. Su aparente estatismo encubre el movimiento: el salto, la danza, el trote…[21]La representación de los miembros del cuerpo de Aedea reflejan el movimiento, son íconos del movimiento.  ¿Por qué sólo se asoman los pies de Aedea y no los de sus hermanas? ¿Cuál es la  relación de la pequeña musa con el movimiento? ¿Es un atributo de su actividad creativa?[22]El tema se desarrolla en otro capítulo, más adelante.

Su delicado rostro de gardenia se dirige hacia el cielo. Manifiesta éxtasis. Un intenso sentimiento la embarga (un sentimiento appassionato). ¿Cuál es la razón de su embeleso? ¿La creación de sus hermanas? Su rostro no es el único participante en su delirio, su cuerpo también. Su torso está fuera de equilibrio y su pecho dilatado por algo que lo impulsa desde dentro como si algo quisiera expresarse. Aedea, a diferencia de Mnemea (que retiene su éxtasis), no disimula su expresión (facial ni corporal). ¿Por qué la pequeña musa no encubre su arrebato? ¿Acaso su deleite supera el de sus hermanas? ¿Su confinamiento respecto del acto creativo provoca que su goce sea mayor?  ¿Qué posee ella (y no sus hermanas) que disfruta más?

Un pecho sin control escapa de los ropajes de Aedea. Rosado como la peonia. El cuerpo de la musa no está oculto. Se revela sin ataduras. Parece que la expresividad de la musa promueve el desprendimiento de su vestimenta y, por lo tanto, la aparición del tiempo. Un gesto de violencia contenida se deja ver en el trazo de Le Sueur. Acaso, ¿el aspaviento revela la presencia del cuerpo bajo la ropa? ¿Le Sueur buscaba manifestar la presencia y el  goce del cuerpo oculto tras la indumentaria?

Aedea deja ver un piececillo albino, un gesto extasiado y un cuerpo velado. Dinamismo, expresión y corporalidad. Dinamismo se relaciona con la fuerza y el movimiento. Expresión con la cualidad de manifestar algo que se quiere dar a entender. Corporalidad con el cuerpo o lo relativo a él. El primero y el segundo dependen del tercero. Sin cuerpo no hay dinamismo ni expresión. Ambos anuncian la presencia tácita del cuerpo. La hermana pequeña aporta su cuerpo a la obra de arte. Un cuerpo dinámico y expresivo.

El intérprete musical es movimiento: abre y cierra los labios, infla sus cachetes, contrae los músculos del cuello y del rostro, desplaza sus brazos y dedos por el instrumento; ejecuta movimientos precisos, violentos, abruptos, escarpados, suaves, suspicaces, puntillosos, concisos, tímidos, breves… El intérprete es expresión: suspende el gesto, fractura la vibración, juega con el tiempo, inmoviliza el flujo, produce espasmos enérgicos y estremecimientos delicados… Otorga sentido al movimiento. El músico es cuerpo: el movimiento expresivo o la expresión móvil no son posibles sin un cuerpo. El músico es dinamismo y expresión corporalizada y un cuerpo dinámico y expresivo.

Las tres musas hermanas no son tres momentos de la obra de arte, son tres aspectos de la creación artística, un flujo sin principio ni fin, un prisma. No hay distinción entre una y otra. El cuadro de Eustache Le Sueur lo manifiesta con sutiles guiños: el color rosa del vestido de Meletea es resultado del color de los vestidos de sus hermanas: el azul (Aedea) y el tono amarillo (Mnemea). Su disposición revela su confinidad y unicidad:  no están en el mismo plano o distanciadas, están apenas sobrepuestas.

En el fondo está Meletea y un poco más adelante, casi a la misma altura, están Mnemea y Aedea. Las dos hermanas mayores, Meletea (el pensamiento) y Mnemea (la memoria) constituyen un lado de la balanza: el de la consciencia. Un ámbito  difuso (Meletea) y, el otro, nítido (Mnemea). Aedea, la hermana menor (la interpretación), el contrapeso: el cuerpo. Sin embargo, las musas no están escindidas sino entrelazadas.

¿Cómo es el cuerpo de la musa Aedea? ¿Cómo se manifiesta la presencia de sus hermanas  (el pensamiento y la creación) en él? ¿Se asemeja al de la hermosa estatua Galatea, de inigualable belleza pero incapaz de moverse? ¿O al de Europa, la de ojos vacunos, tosco y salvaje? ¿O al de la ninfa Dafne, estático?


Imagen completa


Fuente de la obra: https://collections.louvre.fr/ark:/53355/cl010060647


Referencias

Referencias
1 Pausanias explica que había dos generaciones de musas. Las primeras y más antiguas eran hijas de Urano y Gea. Las segundas, de Zeus y Mnemósine. Meletea, Mneme y Aedea eran adoradas en el monte Helicón en Boecia. Se decía que su culto y nombres habían sido introducidos por primera vez por Efialtes y Oto. Pausanias, “Descripción de Grecia”, (Madrid: Gredos, 1994).
2 Eustache Le Sueur, The Muses: Clio, Euterpe y Thalia. Aunque no hay una representación directa de las tres musas primigenias, las interpretaciones que hablan de la combinación entre las primeras musas y las nueve posteriores son múltiples.
3 En otras versiones hija del río Ladón. Ovidio sostiene que es hija del río Peneo: «El primer amor de Febo fue Dafne, hija de Peneo, y no fue un don de la Fortuna ciega, sino de la ira cruel de Cupido».
4 «Dafne, con el cabello suelto al viento,
sin perdonar al blanco pie corría
por áspero camino tan sin tiento
que Apolo en la pintura parecía
que, porqu´ella templase el movimiento,
con menos ligereza la seguía;
él va siguiendo, y ella huye como
quien siente al pecho el odioso plomo.
Mas a la fin los brazos le crecían
y en sendos ramos vueltos se mostraban;
y los cabellos, que vencer solían
al oro fino, en hojas se tornaban;
en torcidas raíces s’estendían
los blancos pies y en tierra se hincaban;
llora el amante y busca el ser primero,
besando y abrazando aquel madero.»

Garcilaso, de la Vega
5 http://etimologias.dechile.net/?premonicio.n
6 Publio Ovidio Nasón, Las metamorfosis, Libro VII, Dafne y Apolo. Trad. José Carlos Fernández Corte y Josefa Canto Llorca, (Madrid: Editorial Gredos, 2008).
7 Jean-Honoré Fragonard, The Swing, 1767-68
8 Edgar Degas, The Pink Dancers, Before the Ballet, 1884
9 Kikukawa Eizan, The Courtesan Hanazome of the Ogiya reading a letter and grinding ink, ca. 1810-1815
10 Paul Gauguin, Cavaliers sur la plage (II) (Riders on the Beach (II), 1902.
11 Andy Warhol, Marilyn 31, 1967
12 Thomas Gainsborough, Mary, Countess Howe, c. 1764; Claude Monet Impresion. Amanecer, 1872; Utagawa Hiroshige, Jardín de ciruelos en Kamada, 1857, de la serie «Cien famosas vistas de Edo»; Henryk Siemiradzki: Aurora, design for a ceiling decoration.
13 «Though anchored in the primary color red, pink isn’t part of the electromagnetic spectrum. “When we see pink, we’re not seeing actual wavelengths of pink light,” explains Christina Olsen, the outgoing director of the WCMA and curator of its current exhibition. “It’s an extra-spectral color, which means other colors must be mixed to generate it.” The diversity of pink hues is the result of adding or subtracting yellow and blue tones from a wide spectrum of colors…». https://www.artsy.net/article/artsy-editorial-history-pink
14 «Memoria», del latín memoria, se compone del adjetivo memor (el que recuerda), y el sufijo -ia que se usa para crear sustantivos abstractos y construir el verbo memorare (recordar, almacenar en la mente). http://etimologias.dechile.net/?memoria
15 La musa tiene una partitura sobre las piernas. Es un anacronismo porque los griegos no tenían partituras.
16 El ocre amarillo es uno de los pigmentos más antiguos. Las pinturas rupestres (de más de 17,000 años de antigüedad) utilizaron este pigmento.
17 Garcilaso, de la Vega, Poesía Castellana Completa, (España: Cátedra, 2006). A menudo, en la antigua Grecia y Roma, los dioses eran representados con el cabello amarillo o rubio: «de oro». Una moda de la época consistía en teñirse el pelo de amarillo o pasar un tiempo bajo el sol para blanquearlo.
18 https://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=interpretar
19 «For centuries, the cost of lapis rivaled the price of gold. Given its hefty price tag, the color was reserved for only the most important figures (namely, the Virgin Mary) and the most lucrative commissions (namely, the church). Legend has it that Michelangelo left his painting The Entombment (1500–01) unfinished because he could not generate the funds to buy ultramarine blue. Raphael used the pigment scarcely, applying it above base layers of azurite when depicting the Virgin Mary’s blue robe. The Baroque master Johannes Vermeer, on the other hand, bought the color in spades, so much so that his indulgence pushed his family into debt. Given the high demand, in 1824, France’s Societé d’Encouragement offered a reward of 6,000 francs to anyone who could invent a synthetic version of ultramarine».  https://www.artsy.net/article/artsy-editorial-a-brief-history-of-blue
20 La palabra azul se deriva del árabe hispánico lazawárd, este del árabe lāzaward, ‘lapislázuli’, este del persa laǧvard o lažvard, y este del sánscrito rājāvarta, «rizo del rey». http://etimologias.dechile.net/?azul
21 La representación de los miembros del cuerpo de Aedea reflejan el movimiento, son íconos del movimiento. 
22 El tema se desarrolla en otro capítulo, más adelante.
  1. Interesantísima la separación de la música que hace el mito griego y la personificación que le da a cada etapa.

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