El Himno Nacional: primera serie de timbres con tema musical

Primera serie de timbres con tema musical del correo mexicano

---

Las estampillas postales, o timbres, iniciaron su vida en Inglaterra, el mes de mayo de 1840, con la emisión del llamado Penny Black, ilustrado con un grabado de la reina Victoria. En nuestro país, el primer timbre fue puesto en circulación durante la década siguiente, en agosto de 1856; lo encabeza la leyenda “CORREOS MEJICO” (con “jota”), está tasado en reales, y lleva plasmado el rostro de Miguel Hidalgo y Costilla. 

Durante los primeros cien años de existencia de nuestras estampillas, fueron muchos y muy variados los motivos gráficos empleados tanto en las emisiones permanentes como en las conmemorativas, sin faltar entre ellos unos cuantos aspectos relacionados con la música mexicana. Sin embargo, fue en 1954 cuando ocurrió el lanzamiento de la primera serie de timbres musicales, con diseños específicamente concebidos para la ocasión. 

En efecto, estrenado el Himno Nacional Mexicano la noche del 15 de septiembre de 1854, un siglo y un día después, el 16 de septiembre de 1954, fue emitida como parte de las celebraciones de este acontecimiento una serie de seis timbres; tres son del servicio de correo ordinario, tres del aéreo, mismos que tienen, entre otras, las siguientes características.

Los timbres del servicio ordinario presentan cinco páginas, la primera de ellas a manera de portada, con la inscripción “HIMNO NACIONAL MEXICANO 1854”, mientras que las páginas restantes son alegorías de partituras; la obra recibe una corona de oliva, de (arc)angélica mano. Los timbres del correo aéreo presentan el primer verso de la primera estrofa del Himno y, acorde con ello, a La Patria ceñida de oliva, entonando la composición, leída de una hoja que sostiene con su mano derecha. 

Es interesante notar que, en ambas subseries, los elementos directamente relacionados con el Himno fueron puestos en diálogo con otros aspectos nacionalista-patrióticos, como son, respectivamente, el amanecer, aparentemente, sobre los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl; y la bandera nacional, enmarcada en una de las alas del águila que devora a la serpiente. 

De los mensajes conmemorativos explícitos, los timbres del servicio ordinario sólo incluyen “PRIMER CENTENARIO”; en tanto que los aéreos muestran el motivo completo, con los años correspondientes. Además de señalar uno u otro tipo de servicio postal, así como su respectivo valor, cada estampilla fue impresa en tintas de uno o más colores variados, lo que también permite su clara diferenciación.

Sirva recordar tal efeméride filatélica de septiembre de 1954 como parte del encuadre temático, histórico y cultural con que gustosamente, años más tarde y en el mismo mes, celebramos el presente lanzamiento de Sonus Litterarum.